Contar la historia del Progreso Fútbol Club es equivalente a hacer una síntesis de lo ya dicho en las fichas de cada jugador, ya que este humilde equipo está formado por la sangre y el sudor de todos quienes nos acompañan cada domingo.
Sin embargo, para hacer un breve resumen podría decirse que el Progreso F. C. nace de la mano de sus integrantes más antiguos, a quienes deberíamos llamar directamente Mami y Papi: Horacio y Alejandro Morán.
Desde épocas remotas, rayanas a los comienzos de este siglo, los susodichos consanguíneos han disputado la redonda con los más diversos personajes del conurbano bonaerense. Pero no fue hasta que estos Adán y Eva del paraíso futbolístico convocaron a sus primeras crías que la cosa fue tomando forma: como unos Caín y Abel en pantaletas, Damián y Matías se sumaron a la horda dominguera.
A partir de ese momento las ramificaciones fueron múltiples: ya que la amistad es una relación que cumple con cierta propiedad magnética, así fue como estos dos vástagos atrajeron a Néstor, Tete y Juan por un lado, mientras que por el otro Matías llamaría a Cristian (quien a su vez nos regalaría a Gustavo) y Damián aportaría a Ariel y a Santiago.
Poco a poco las estrellas se irían sumando, conformando esta galaxia del balompié: los Morán rescatarían del ascenso a una vieja gloria: el portero Walter y a un astro de excelencia: el Javier el Tucumano. Los tres oriundos de la calle Gorriti anexarían dos héroes más a esta ensalada lúdica: el otro par de hermanos, los López, Tomás y Bautista. Juan, a su vez, llamaría a Ariel B y al peludo Andrés. Otros por su parte tendrían una entrada más casual, como el Titán Federico, que se encontraba un día jugando por ahí, o el guapo Camiseti, que nadie sabe realmente cómo llegó a estas tierras místicas. Muchos invitados especiales se han ido sumando también a esta fiesta.
El Progreso Fútbol Club, siendo un conjunto de gladiadores que siempre se enfrentaban entre ellos, no tomó conciencia de sí como equipo hasta que se vio obligado a luchar contra un bando visitante. El primer contrincante en desafiarlo fue un grupo formado por uno de sus propios integrantes, Néstor, quien junto a un rejunte de amigos formó el casual Deportivo Iniesta. A partir de allí el Progreso comenzó a tomar identidad, y se vio obligado a defenderla cuando cinco de sus propias semillas crearon un fruto aparte: el Gorriti Fútbol Club. Además, un tercer equipo en enfrentar al Progreso fue otro también nacido de uno de sus ex miembros, cuando el Mono Paulo se cortó y decidió formar su escudería propia: el Mono que Piensa.
Si bien la mayoría de los partidos son jugados en el estadio de Amenedo e Yrigoyen (sitio del cual el equipo toma su nombre), por falta de cancha o de habilidad para reservarla algunas veces se han lidiado juegos en otras sedes, como en el club 9 de Julio, en el Viejo Brown o en el ex Orsai.
La historia del Progreso Fútbol Club queda siempre abierta y dispuesta a sumar alegrías, contando desde marzo de este año con la presente Mística Barrial como página oficial donde relatar sus desventuras.
Sin embargo, para hacer un breve resumen podría decirse que el Progreso F. C. nace de la mano de sus integrantes más antiguos, a quienes deberíamos llamar directamente Mami y Papi: Horacio y Alejandro Morán.
Desde épocas remotas, rayanas a los comienzos de este siglo, los susodichos consanguíneos han disputado la redonda con los más diversos personajes del conurbano bonaerense. Pero no fue hasta que estos Adán y Eva del paraíso futbolístico convocaron a sus primeras crías que la cosa fue tomando forma: como unos Caín y Abel en pantaletas, Damián y Matías se sumaron a la horda dominguera.
A partir de ese momento las ramificaciones fueron múltiples: ya que la amistad es una relación que cumple con cierta propiedad magnética, así fue como estos dos vástagos atrajeron a Néstor, Tete y Juan por un lado, mientras que por el otro Matías llamaría a Cristian (quien a su vez nos regalaría a Gustavo) y Damián aportaría a Ariel y a Santiago.
Poco a poco las estrellas se irían sumando, conformando esta galaxia del balompié: los Morán rescatarían del ascenso a una vieja gloria: el portero Walter y a un astro de excelencia: el Javier el Tucumano. Los tres oriundos de la calle Gorriti anexarían dos héroes más a esta ensalada lúdica: el otro par de hermanos, los López, Tomás y Bautista. Juan, a su vez, llamaría a Ariel B y al peludo Andrés. Otros por su parte tendrían una entrada más casual, como el Titán Federico, que se encontraba un día jugando por ahí, o el guapo Camiseti, que nadie sabe realmente cómo llegó a estas tierras místicas. Muchos invitados especiales se han ido sumando también a esta fiesta.
El Progreso Fútbol Club, siendo un conjunto de gladiadores que siempre se enfrentaban entre ellos, no tomó conciencia de sí como equipo hasta que se vio obligado a luchar contra un bando visitante. El primer contrincante en desafiarlo fue un grupo formado por uno de sus propios integrantes, Néstor, quien junto a un rejunte de amigos formó el casual Deportivo Iniesta. A partir de allí el Progreso comenzó a tomar identidad, y se vio obligado a defenderla cuando cinco de sus propias semillas crearon un fruto aparte: el Gorriti Fútbol Club. Además, un tercer equipo en enfrentar al Progreso fue otro también nacido de uno de sus ex miembros, cuando el Mono Paulo se cortó y decidió formar su escudería propia: el Mono que Piensa.
Si bien la mayoría de los partidos son jugados en el estadio de Amenedo e Yrigoyen (sitio del cual el equipo toma su nombre), por falta de cancha o de habilidad para reservarla algunas veces se han lidiado juegos en otras sedes, como en el club 9 de Julio, en el Viejo Brown o en el ex Orsai.
La historia del Progreso Fútbol Club queda siempre abierta y dispuesta a sumar alegrías, contando desde marzo de este año con la presente Mística Barrial como página oficial donde relatar sus desventuras.
Es un honor para mí compartir con tan gratas personas una sonrisa dominguera desde hace ya casi tres años
ResponderEliminarSalud!
PD: En diciembre se viene el asadito postpartido
cuanta gloria, cuanta historia, caminos que se truncan, vaivenes futbolisticos, el honor es todo mio queridos camaradas.
ResponderEliminarpadre horacio
Cumplo en informar que este domingo debo cumplir con mis obligaciones docentes estando presente en el cierre anual de los talleres de la Casa de la Cultura, para entregarle a mis alumnos sus certificados por el curso de Filosofía que estuve dando durante 2009...
ResponderEliminarTodo eso significa que, como no he aprendido aún a estar en dos lugares al mismo tiempo, no voy a poder formar parte de la decena progresista dicha fecha...
Por otra parte...
Comenten, mierdas! Que me maté escribiendo...
Como decimos siempre por aquí:
Salud!
Excelente Juan!!! Una gran relato para nosotros, los ultimos que llegamos, esto nos sirve para conocer la historia y que la conozcan los que proximamente llegaran...
ResponderEliminarNuevamente, GRACIAS DAMI!! xq si el no hubiera pertenecido a este grupo de grandes tipos, grandes personas. Tal es asi, que Dami hace unas cuantas fechas que no juega y yo segui yendo. Hasta perteneci al seleccionado que enfrento al equipo del mono reiteradas veces.
Hasta hubo reencuentros, x ejemplo con Fede, que mucho tiempo antes habiamos ido a una joda juntos y no lo vi mas. O a Laura (la novia de Nes), que fuimos al mismo primario.
Un grupo chico, tal vez no con grandes calidades tecnicas pero lo que si tiene, son grandes personas.
Gracias x invitarme cada domingo a las juergas domingueras (como dice mistica)!!!
Un abrazo grande!!!
Ariel (la bestia de 1.70m)
buen resumen de la historia del progreso!!!...
ResponderEliminarya que estamos, les cuento que Camiseti aparecio traido por Pablo Garcia (el metalero, ahora desaparecido, nunca mas se lo vio por los estadios).. Volviendo a camisetti, su antiguedad es casi la misma que los hermanos Moran.